Guardería Colorín Colorado

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martes, 25 de marzo de 2014

La Importancia de la música en la niñez

¡¡¡Hola Amigos!!! ¿Cómo están? Esperamos que genial,Hoy traemos nueva entrada en nuestro blog, esperando que os sirva de ayuda.

¿Empezamos?

La música es muy beneficiosa para los bebés y niños, tiene numerosos efectos positivos que no debemos desaprovechar: favorece la capacidad de atención, estimula la memoria, y mejora la concentración.
Pero, ¿saben realmente los padres cuál es la música más adecuada para sus hijos? Por nuestra experiencia como profesores de conservatorio y psicopedagogos, son muy constantes las preguntas que recibimos por parte de padres, amigos y conocidos que son conscientes de los efectos positivos de la música en niños, pero no saben cuál es la apropiada.

Por ello, tras un intenso trabajo, hemos seleccionado la música más adecuada para cada edad. Para realizarlo hemos tenido en cuenta numerosos factores: la intensidad de la música, los diferentes timbres e instrumentos musicales que se escuchan, las pulsaciones por minuto, la frecuencia del sonido (agudo y grave), etc.
En casa, los propios padres pueden iniciar a sus hijos en la música escuchando canciones infantiles con ellos. Además esta actividad crea un fuerte vínculo afectivo, estimulando su inteligencia emocional.
Pero los niños también deben escuchar música clásica. Y esa es la selección musical que hemos realizado nosotros. Por poner un ejemplo, de todos es conocido el “Efecto Mozart”. Así se denomina a los beneficios que se obtienen al escuchar música compuesta por el compositor salzburgués. Ya en 1993, la psicóloga Frances Rauscher, de la Universidad de California y el neurobiólogo Gordon Shaw de la Universidad de Wisconsin, tras diferentes pruebas, publicaron todos los efectos positivos que tenía escuchar la música de Mozart.
El simple hecho de escuchar una sonata para piano de Mozart durante unos minutos provoca un aumento del rendimiento intelectual y mejora el razonamiento espacial de los niños, siendo también capaz de activar áreas del cerebro relacionadas con las emociones y la coordinación motora.
Lo más importante es que el niño disfrute escuchando música y lo asocie como algo agradable y ameno.

¡¡¡¡¡Así que ahora tocadisfrutar de la música!!!!



Esperamos que os haya gustado esta entrada.Nos vemos la próxima semana con más cositas.Besotes enormes

¡¡Feliz Semana!!

martes, 18 de marzo de 2014

Sueño infantil: Todo lo que necesitas saber

¡¡¡Hola amigos!! ¿Cómo están? Esperamos que genial.Hoy les traemos nueva entrada a nuestro blog..

¿Empezamos?

¿Cuánto necesita dormir un niño? ¿A qué hora debería echar la siesta? ¿Y cuánto tiene que durar? ¿Qué pasa si se niega? ¿Si duerme mucho por la tarde le costará dormirse por la noche?
Reforzar el sueño nocturno con una o dos siestas diurnas ayuda a los niños a asimilar mejor el aprendizaje y a estar más frescos y de mejor humor. Te contamos todo lo que necesitas saber sobre la siesta.

¿Cuánto necesita dormir?

Entre los seis meses y el primer año se consolida el sueño nocturno y lo habitual es que los pequeños empiecen a dormir de seguido por la noche. A los dos años siguen necesitando entre una y dos siestas diurnas para completar el sueño nocturno. A esta edad, duermen una media de doce horas diarias, de las cuáles diez suelen ser nocturnas y dos diurnas. A medida que el niño crece, el número de horas que duerme se reduce progresivamente, sobre todo a costa del sueño diurno. Y nos plantamos con cuatro años, cuando duermen aproximadamente diez horas y media.

¿Por qué debe dormir siesta?

Más bien deberíamos preguntarnos qué ocurre si no la hacen. Y es que no solo les ayuda a “recargar las pilas” a mitad del día, también les facilita el aprendizaje. Porque al estar más descansados, los pequeños asimilan mejor los descubrimientos de la tarde. Lo mismo ocurre con los hábitos alimenticios: si a la hora de la comida o de la cena el niño está cansado, lo más probable es que coma peor o incluso se quedé dormido durante la ingesta. La siesta les ayuda, además, a llegar más relajados a la hora de meterse en la cama por la noche, lo que sin duda hará que disminuyan las clásicas peleas con un niño enfurrruñado que tiene tanto sueño que no se puede dormir.

¿A qué hora?

Vamos a contar lo ideal (que a veces es imposible de cumplir, claro): lo suyo es que hagan varias siestas y que la primera del día tenga lugar a media mañana, tres o cuatro horas después de que el niño se haya levantado. A estas alturas ya habrá jugado, experimentado y correteado tanto que es muy posible que se necesite reponer fuerzas para llegar descansado a la hora de la comida. El momento propicio para la segunda siesta es después de comer aprovechando la dulce somnolencia que embarga al pequeño cuando ha comido bien y se siente lleno.

¿Cuánto dura una siesta?

Si el niño echa dos siestas al día, cada una podría durar entre 45-60 minutos. En caso de una única siesta, en teoría no debería prolongarse más de dos horas, pero son valores aproximados. Cada pequeño es un mundo y tiene sus propias necesidades. Como padres debemos observarles atentamente para conocer qué es lo mejor para ellos en cada momento. “Bosco tiene dos años y duerme dos siestas diarias, una por la mañana y la otra después de comer”, nos cuenta su madre. “En su caso, la segunda siesta es mucho más corta que la primera porque sus hermanas salen del cole a las cuatro y media y tenemos que recogerlas a esa hora. Por eso, compensamos una siesta con la otra”.

¿Le acostamos siempre a la misma hora?

Sí, es lo ideal. Conviene establecer un horario fijo de siestas para que el niño coja el hábito y sienta el sueño siempre a la misma hora. No pasa nada si un día no se echa la siesta o se la echa más tarde. Esta es una época llena de cambios, así que tienen flexibilidad para adaptarse a las cosas nuevas. Eso sí, siempre que estas variaciones sean ocasionales, porque si son constantes, perderán las rutinas que tanto nos ha costado conseguir.

¿Podemos despertarle?

En principio no. El sueño del pequeño tiende a autoregularse, por lo que, si un día la siesta se alarga más de lo habitual probablemente sea porque el niño verdaderamente necesita recuperar energías. Puedes despertarle si lleva más de dos horas dormido o son más de las cinco de la tarde, ya que una siesta demasiado larga o tardía podría dificultar el sueño nocturno.

¿Y cómo?

Siempre con sumo cuidado, porque podría estar en fase de sueño profundo y despertarse cansado o irritado. Lo más recomendable es abrir la puerta, dejar que entre más luz o ruido en la habitación y que así el dormilón se despierte lentamente. Si no funciona, prueba a mecerle suavemente o a hablarle bajito.

¿Seguimos los mismos rituales de por la noche?

Al igual que los adultos repetimos determinadas actividades antes de dormir: lavarnos los dientes, ponernos el pijama, leer un libro o ver la tele en la cama, etc., los niños identifican algunas rutinas con el sueño: abrazar a su osito de peluche, el cuento que le lee mamá, etc. Por eso, realizar los rituales de la noche a la hora de la siesta les ayudará a dormir mejor.

¿Luz encendida o apagada?

Es importante que haya una ambiente de penumbra (no hace falta que haya total oscuridad, como la noche) para que el niño aprenda a relacionar la oscuridad con el sueño y la luz con la vigilia. Esto le ayudará a dormir mejor y a diferenciar las etapas del día. Además, en la oscuridad aumenta la producción de una hormona muy importante para el desarrollo llamada melatonina.

¿Ruido o silencio?

Silencio, aunque sin pasarse. No solo no importa que el sonido ambiente se cuele a través de la puerta entornada del pequeño, sino que es lo más conveniente. De lo contrario nuestro hijo solo podrá dormir cuando haya silencio absoluto, lo que es muy difícil de conseguir, casi imposible en caso de que el pequeño tenga hermanos.

¿Y si finalmente no se duerme?

Si a pesar de todos nuestros intentos no quiere dormir, podemos sustituir la siesta por un ratito de descanso en su habitación. Así sabrá que después de la comida llega un momento de relax. Puedes dejarle solo en la camita o la cuna para que pase unos minutos quieto y tranquilo. No pasa nada si se lleva un juguete, pero no dejes que tenga demasiados estímulos (tele, música...) o no conseguirá relajarse. De esta forma, muchos niños caen rendidos y terminan por dormirse solos. El padre de Claudia tiene comprobado que el truco para que se duerma su hija es “no llamar siesta a la siesta”. Por eso, la niña pasa la sobremesa jugando un ratito en el parque. “La mayoría de los días, cuando voy a verla me la encuentro dormida, abrazada a su osito y con las gafas puestas. Entonces, la llevo a su camita para que se despierte en ella. A ver si así, poco a poco, consigo que le guste la siesta”.
Por: Ser Padres



Esperamos que les sirva de ayuda.

Nos vemos la próxima semana.¡¡¡Feliz Semana!!! Muchos besotes

sábado, 15 de marzo de 2014

Solicitud ayudas Guardería....

¡¡¡¡Hola amigos!!! ¿Cómo están?

Hoy no es martes, pero igual hemos decidido colgar los links en donde aparece toda la información necesaria para la solicitud para las ayudas de guardería.


  • Aquí os dejamos el link del documento en el B.O.C que fue publicado ayer viernes:


https://boc.cantabria.es/boces/verAnuncioAction.do?idAnuBlob=264362


  • Aquí os dejamos el link del Ayuntamiento de santander, donde vienen las bases para la solicitud:

http://portal.ayto-santander.es/portal/page/portal/inet_santander/%5Bhtdocs%5D/%5Bpdf_formularios_digitales%5D/%5Bayudas%5D/Basesdefinitivas2008.pdf


  • Aquí os dejamos el documento de solicitud para las ayudas:

http://portal.ayto-santander.es/portal/page/portal/inet_santander/%5Bhtdocs%5D/%5Bpdf_formularios_digitales%5D/%5Bayudas%5D/SOLICITUDbecas.pdf


Igualmente, por cualquier duda os podéis acercar a una oficina que seguro os informarán.

¡¡¡Feliz fin de semana!! Y esperamos que os haya servido de ayuda ;)

Muchos besotes


martes, 11 de marzo de 2014

Niños con rabietas

¡¡¡Hola amigos!! ¿Cómo están? Hoy traemos nueva entrada en nuestro blog.

¿Comenzamos?

El niño se tira al suelo, berrea, grita, no escucha, no razona… Las rabietas suelen ser comunes a los dos años (casi ningún niño de esta edad se libra de ellas), pero pueden alargarse unos años más.
En el súper, a la hora de irse del parque, o peor aún, en un avión... parece que los niños tuvieran un olfato especial a la hora de elegir el momento más inoportuno para montar el show. Y si la rabieta es con público, mejor.
Los niños nos ponen a prueba constantemente y nosotros nos desesperamos, pero hay que tener en cuenta que no lo hacen con intención de fastidiarnos. Simplemente, todavía no saben expresarse de otra manera.
De momento, el niño no tiene el lenguaje tan desarrollado como para expresar lo que quiere y tampoco sabe todavía cómo manejar el enfado o la frustración que está sintiendo de forma tan intensa. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Esperar hasta los 4 años? Se preguntan muchos padres. Lo cierto es que es a partir de esa edad cuando las rabietas empiezan a formar parte del pasado, pero en el día a día, hay muchas cosas que se pueden hacer para, entre todos, acabar con las dichosas pataletas.

1- Prevenir

Anticiparse a la situación es garantía de éxito. Los padres saben perfectamente cuáles son las situaciones que pueden desencadenar una rabieta. ¿Por qué tentar la suerte? No pasa nada por dar un rodeo para no pasar por delante de la tienda de chuches delante de la cual nuestro pequeño angelito disfruta imitando a la niña del exorcista todas las tardes. Y si nos encontramos con amigos en la calle, no podemos pedirle a un niño de dos años que aguante media hora de conversación.
También hay que tener en cuenta que cuando los niños están cansados, hambrientos o incluso cuando están a punto de ponerse malitos están más irritables y son más propensos a las pataletas.

2- Despistar

A María se le ponen las orejas rojas, Jesús aprieta fuerte los puños, Sandra lloriquea y se mueve inquieta en su silla... Son los signos de alarma que avisan de que el pequeño está a punto de perder el control. En estas situaciones hay que echar mano del improvisador que cada padre lleva dentro para desviar la atención del niño. “¡Mira, vamos a contar cuántos coches rojos pasan!”, le dice Sonia a su hija cuando la niña empieza a agobiarse en el autobús.
Otra opción es anticipar las consecuencias, por ejemplo “como te estás portando tan bien, al terminar te subo en el caballito”. Pero ¡ojo!, tratándose de niños tan pequeños la recompensa tiene que ser pronto y no es conveniente hacerlo siempre, ya que así entendería que solo tiene que portarse bien a cambio de premios.

3- Ignorar

Y llegamos al quid de la cuestión. Hemos seguido a rajatabla los pasos 1 y 2 y, aún así, nos encontramos con una hermosa rabieta entre manos. Al igual que pasa con los adultos, con un niño en pleno ataque de ira no se puede razonar. Lo mejor que podemos hacer es ignorar su comportamiento, no prestarle ninguna atención. ¿Y eso por qué? Pues porque la pataleta es un comportamiento negativo y nuestra atención un premio, por lo tanto no tiene sentido premiarle con atención, aunque sea para regañarle, si lo que queremos es que deje de comportarse así.
En casa es muy fácil. Basta con cambiarnos de habitación y seguir a lo nuestro. Seguramente ni tendremos que molestarnos en vigilarlo, ya que es muy probable que nos siga por toda la casa (ya hemos dicho que una rabieta sin público es como un jardín sin flores).
En la calle, es otro cantar. Si estamos en una zona sin peligro basta con alejarnos unos metros, no mirarlo o hacer como que hablamos por teléfono. Si se puede hacer daño o intenta golpearnos a nosotros podemos sujetarlo con firmeza.
En un restaurante, lo más probable es que tengamos que sacarlo fuera un ratito hasta que se calme y, seguramente, en alguna ocasión habrá que ceder y que se salga con la suya. Esta debe ser la excepción y no la norma, ya que si los niños aprenden que llorando y pataleando al final obtienen lo que quieren, estamos perdidos.

4- Pasar página

Y una vez que haya pasado el chaparrón... a otra cosa. Aunque estemos todavía con el 'mosqueo' del mal rato que nos ha hecho pasar, en el momento en el que deje la rabieta le acogemos y damos por zanjado el tema sin hacer comentarios sobre lo que ha ocurrido.
Ya hemos hablado de qué hacer para reducir su mal comportamiento, pero los padres muchas veces olvidamos premiarles cuando lo hacen bien, con lo cual, los niños sacan la conclusión de que solo les prestan atención cuando se portan mal. En el día hay un montón de oportunidades para decirles lo bien que hacen las cosas: “¡Qué bien está comiendo hoy mi niño!”, “¡me encanta cuando juegas con tu primo sin pelearte!”, “¡cómo me gusta qué me ayudes a regar las plantas!”.
Del mismo modo, dedicarle todos los días un ratito de atención en exclusiva, compartiendo un juego del que él sea protagonista, es la mejor inversión anti-rabietas que podemos hacer.

Alguna cosa más sobre las rabietas

Dependen del temperamento del niño. Los que de bebés lloraban mucho y eran difíciles de calmar, pueden tener más rabietas entre los 2 y los 4 años.
La actitud de los padres debe ser tranquila y firme. Si durante la rabieta, los niños ven que 'flaqueamos', esta durará más.
Si nunca hemos ignorado su comportamiento durante las pataletas, es posible que estas aumenten en intensidad y frecuencia tras empezar a hacerlo, pero seguramente remitirá a los pocos días.
Aunque las pataletas parecen eternas, el desgaste físico y emocional de los peques es tan grande que no suelen durar más de media hora y se reducen a 5 o 10 minutos si mantenemos siempre la misma actitud.
Es importante que todas las personas que cuidan al peque sigan las mismas normas, que deben ser pocas y muy claras.

Fuente: Ser padres.




Esperamos que les haya servido de ayuda.Les mandamos muchos besotes, y nos vemos el próximo martes.¡¡Feliz Semana!!

martes, 4 de marzo de 2014

Primeros dientes: ¿Puede tener un niño de un año caries?

¡¡¡Hola amigos!!!!!! ¿Cómo va la semana? Esperemos que genial.
Hoy les traemos una nueva entrada como cada martes...

¿Empezamos?

Aunque no es frecuente, sí que es posible que los niños tan pequeños tengan caries en sus primeras piezas dentales. Te explicamos cómo prevenir la caries en los dientes de leche.

Mitos y verdades sobre la salida de los dientes


La caries se produce por un contacto prolongado de los dientes con la leche (por ejemplo, si el bebé se queda dormido con el biberón en la boca), o con líquidos o alimentos que contienen mucho azúcar, como los zumos, las chuches o las galletas.
Las bacterias utilizan los azúcares que quedan en los dientes de leche como fuente de energía para formar ácidos que empiezan destruyendo el esmalte dental y siguen con la dentina. Eso termina produciendo una caries que incluso puede llegar a provocar la pérdida de la pieza.
La leche materna es menos peligrosa para los dientes, ya que tiene componentes que disminuyen el crecimiento de las bacterias y la producción de ácido, pero el riesgo de formación de caries puede aumentar si se alterna con otros alimentos o con bebidas azucaradas.

Para prevenir la caries hay que:


  • Limpiar con una gasita los dientes y las encías del bebé (incluso si todavía no le ha salido ninguna pieza) después de cada comida.
  • No ofrecerle biberones que contengan líquidos muy azucarados, ni chuches o alimentos que tengan mucha azúcar.
  • Evitar que se duerma con el biberón en la boca.
  • No untar nunca el chupete con miel, azúcar o sirope para tranquilizarle.
  • Al año y pico el niño ya puede empezar a utilizar el cepillo de dientes, pero sin pasta, para evitar que se la trague.

Por: Ser Padres




Esperando que les sirva de ayuda.Nos vemos la próxima semana con más cosas.

¡¡¡¡Feliz Semana!!!!!!!! ;)

Besotes inmensos.